sábado, 28 de agosto de 2010

La ciudad perdida


La neblina lo esta cubriendo todo; los edificios, los autos, los arboles; la ciudad entera.
La neblina hizo parecer nuestra ciudad a Londres. Pero la falta de costumbre de la neblina nos hace pensar como Dulce María Loynaz, quien dice:

Pienso que la neblina es acaso el aliento
de Dios soplando el alba, empañando el paisaje...
¡No me lo rompas, sol! ¡No me lo lleves, viento!
Dejad que Dios respire junto a mí.

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