lunes, 23 de agosto de 2010

Una astilla de otro Árbol


La interna del peronismo entrerriano parece ya no tener limites a la hora de tirarse, y no efectivamente rosas.
Los trapitos son sacados al sol y el frió invierno impide que se sequen, que se planchen y guarden. ahí están a la vista de todos y recordados continuamente por cada uno de cada uno.
Uno puede tener los trapitos sucios, pero esto no debe entorpecer la memoria.
La verdad de este asunto es tan común como puede suceder en las grandes familias. Los pollitos crecen y al ser más grandes le piden a quien en algún momento era su líder que ya es momento de que descanse.
En las sociedades civilizadas esto ocurre con total normalidad y paz, al sabio se le brinda gran respeto.
Acá la situación es distinta y el olvido de los favores tales como ser presidente de la Caja de Jubilaciones, de presidente del IAPV, de su cargo de presidente del PJ entrerriano, de ser conocido por el pueblo. Hacen creer al pollito que ya es gallo, y que por cacarear más fuerte se gana en el disco de arena.

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